martes, 4 de enero de 2011

Despertar.



Me abrazabas... como si no quisieras dejarme marchar, acariciabas mi rostro mientras me besabas, mientras me repetías cuánto me querías... jamás pude haber pedido más que eso al estar a tu lado.

Soltaste tus brazos, tan solo para poder entrelazar nuestras manos, mientras profundizabas el beso, nada podría separarnos entonces, ah... era tan bonito... caía la lluvia, nos rodeaba la noche... en aquellos momentos el mundo era para nosotros solos.

Aún con todo... desperté, y no pude sino lamentarme por ello, pues hubiera preferido vivir en tan deseado sueño a sufrir la realidad.

Mas cual fue mi sorpresa al encontrarte a mi lado. Te miré, tú me observabas con una sonrisa, parecía que hubieses estado esperándome desde hacía rato.

Con ojos cristalinos me abracé a ti, y, de nuevo, me besaste... tan dulce... tus besos siempre lo son... no hay cosa que más desee al despertar que esto mismo.

Tan bonito, tan perfecto... cada uno de tus besos no hacía sino mejorar el momento, que se alargó... ¿Minutos? ¿Horas? No importaba... pues estaba contigo... tus brazos me rodeaban, así como en el sueño no querías dejarme marchar, ni yo quería hacerlo.






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