viernes, 28 de noviembre de 2014

Tiempo

Hace bastante tiempo que no dejo nada por aquí.

Me gustaría poder deciros a mis escasos (Por no decir inexistentes) lectores, que se debe a un hecho simple como el quedarme sin inspiración, o sin ganas de escribir. Pero no es así.

La verdad es que no doy a basto con la vida que llevo. No existe un motivo concreto, ni un peso en mi espalda que me impida moverme, ni una responsabilidad tan grande que suponga abandonar algo importante para mi por poder cumplirla, como es este blog, pequeño reducto de mi mente.

Sucede que a veces, símplemente (Y no porque sea algo simple, en realidad), quieres o debes hacer tantas cosas, impuestas por ti mismo o por personas ajenas, que no sólo no puedes cumplirlas todas, sino que te vence la desgana, y terminas sin tratar de lograr una sola de las mismas.

Paso horas delante de esta pantalla, o con las hojas en blanco y el lápiz en los dedos, sin decidirme a hacer algo productivo. Sin darme cuenta, pasan las escasas cuatro (seis a lo sumo) horas que dura mi día, y me encuentro con que no he hecho nada de lo que quiero hacer. Sí, quizás he cumplido con algo que ''tengo'' que hacer, pero no avanzo. Sólo, no retrocedo. Y eso sienta peor.

Sé que mayormente es culpa mía. Varias personas siempre me lo han dicho. Y con siempre me refiero a estos últimos dos años. ''El que mucho abarca, poco aprieta''. ''Si quieres hacer algo, hazlo poco a poco, con objetivos pequeños. Así te sentirás bien por cumplirlos, en lugar de ver un objetivo lejano que no logras alcanzar''. ''No te responsabilices de más de lo que sepas que puedes cumplir, porque si después no eres capaz, te sentirás mal contigo mismo. Por fallarte, y por fallar a los demás.'' Y otras frases similares. Suena simple. Pero no lo es.

Cada día tengo rimas o poesía en la mente para dejar aquí. Cada noche una canción, con o sin letra, para Traumatische Traum o para LecuMort. Cada momento pienso en Fragmented World. Tantas series por ver, y juegos por jugar. Tantas tramas o grupos de Rol por crear. Preparar al menos el Cosplay de Silver Knight... Y ahora está el proyecyo de la Asociación. Todo esto se mantiene mayormente presente en mi mente, pero nunca soy capaz de, a la hora de la verdad, pasar un par de horas plasmándolo.

Soy del tipo de personas que necesitan de alguien a quien dictarle lo que piensa para que sea escrito. Soy aquellos a los que les resulta mucho más sencillo decirlo todo de palabra a escribirlo. Tararear la canción por cada instrumento, en vez de colocar las notas. Soy uno de los que tienen una lista hecha por cada uno de sus proyectos, totalmente detallada, pero que nunca comienzan a tachar cada objetivo.

Y ahora mismo, estoy atado a varias cosas, que ni quiero ni puedo dejar tiradas. Tengo World of Warcraft, casi único lugar donde puedo estar con mi Dama. Los Veniant, que a pesar de tener no más de cuatro miembros activos, no es algo que quiera dejar on hiatus. Las tareas del hogar. Los únicos dos amigos decentes que tengo, junto a los que vienen en el pack. Y, bueno, las clases.

Al final, por no querer olvidarme de ninguno de los proyectos, termino dejando todos de lado. Sería egoista por mi parte pedir más tiempo, ya que ni lo hay, ni lo merezco. Pero tampoco soy capaz de organizarme con el que tengo, y si lo consigo siempre alguien o algo trastoca mis planes. Ahora mismo me gustaría tener algo de tiempo. Tiempo para pensar. Para descansar. Alejado de toda responsabilidad, y de mi mismo. Pero no lo hay, ni lo puede haber. Así que esto no cambiará.

Me gustaría poder acabar los 21 años de edad con al menos un disco de Traumatische Traum, uno de Lecumort, el cosplay de Silver Knight, el pelo largo y un físico decente, y la asociación creada, aunque no esté muy activa. Deseadme suerte, porque será mi propósito de año nuevo.

domingo, 3 de agosto de 2014

Una sombra

Ojalá. Ojalá pudiera ser un árbol; una columna de sombra entre la luz cegadora y extenuante. 
Si tan sólo pudiera servirte de apoyo, como lugar de descanso donde recuperar fuerzas, aliento, y seguir dando pasos al frente... 
Si pudiera ser una nube, para seguirte desde los cielos y poder mirarnos en la distancia... quizás así al menos mis lágrimas te ayudarían a caminar. 
Si tan siquiera pudiera ser un parasol que llevases en tus manos, y a cambio te ofreciese la sombra que tanto necesitas... entonces... no querría ser nada más. 
Pero no lo soy. No puedo serlo por más que lo pida, que lo sueñe, que lo coloque tras una ristra interminable de ojalás. 
Por más que sople o abanique, el calor del sol es infatigable, incesante, mortal. Ya no encuentro el modo de refrescarte más. 
Necesito desesperadamente la lluvia, la brisa marina, al señor de la nevera portátil que vende refrescos en la playa. Ofrecería mi vida a cambio de uno. 
Mi alma, mi ser, todo lo que me has dado, todo; todo cambiaría por un mísero refresco, si este te diera lo que necesitas para seguir adelante. 
Lluvia, ¿Dónde estás? ¿Por qué permites tanto sufrimiento? ¿Por qué no vuelves? Vuelve... Te necesito. Te necesita. Por favor. Vuelve.

martes, 29 de abril de 2014

Recuerdo rojizo

Dime, ¿Lo recuerdas?
¿La sangre por el suelo,
el rojo de los cielos
y olor a carne muerta?

¿Recuerdas el fuego
abrasando las almas,
consumiento la carne,
quemando los cuerpos?

¿Recuerdas los chillidos,
la sombra de la noche?
¿A los niños del coche?
¿Los eternos quejidos?

¿Recuerdas el crepitar
de madera quemando?
¿La sangre goteando
encaminándose al mar?

Luna llena en el cielo,
sin nubes ni una estrella.
Se escondían de la eterna
tortura del recuerdo.

Al mirar a la luna
sé que aún lo recuerda.
Cada vez que lo piensa
se ve roja y oscura.

Voz escrita

Un día me dijo la tinta
que hiciera escritos sin pensar.
No hubo una palabra incompleta
ni quedó verso sin rimar.
Me gustaría ser capaz
de volver al tiempo en que aún
escribir así era normal,
y pasar las horas rimando.
Se perdieron tantos ecritos
sólo por no haberlos guardado...
Los hecho ahora tanto de menos
que me duele no recordarlos.
Dejar de escribir me apagó,
me quitó elocuencia al hablar,
me quitó léxico, pasión...
Me quitó parte de quien era.

Reflejo

Miro al espejo,
me miro a mi mismo
mirando al reflejo
que mira con miedo
al igual que hago yo.

Ojos apagados
sin color ni brillo;
sólo están helados,
temen al diablo
al que deben mirar.

Temo aquellos ojos
que me muestran temor.
Temo el tono rojo
que sobre ellos porto
para inspirar temor.

Respiro tras ello
en calma y tranquilo.
Si hay algo que temo
al ver mi reflejo,
es dejar de temer.

Jamás

Tantas noches, y mañanas,
sofocantes, tan heladas...
Olvidadas las caricias
por querer sin la pericia
necesaria para amar.

Las canciones, los sonetos,
el rozar del viento quieto,
y el momento en que susurros
fueron dulces, claros, puros,
y no un llanto gutural.

No fue honor, no fue paciencia,
fue más bien por dependencia.
No fue luz, no fue penumbra;
fue por ver un aura obscura
que arrastraba tu alma al mar.

Y si tiempo no me queda
para ver sanar tus penas,
que deidad cualquiera escuche
la oración que ahora me urge,
para no dejarte atrás.

De búsquedas

Busco en la tinta el valor
que no encuentro en mi dolor.
Busco en las hojas consuelo
para darlo a un hombre muerto.

Tomo también un pañuelo,
quemado por sangre y fuego.
Ni una lágrima restó
por llorar tras la traición.

Busco en mi sueño el calor
de un abrazo que no tengo.
Busco en mi mente canción
que calme mi llanto enfermo.

Tomo también un refresco,
fuerte y amargo sabor,
pues caducó hace ya tiempo,
tal como el consumidor.

¿Qué es lo que debo buscar?
¿Qué más debo aún tomar?
¿No fue bastante castigo
nunca haberlo comprendido?