Un forzado despertar
que me obliga a un día empezar.
Y apagando la alarma
me despido de mi cama,
siempre fiel y preparada.
Mareo, angustia, gran malestar.
¿Por qué hacerme caminar?
Y ahora un zumo de naranja.
En esta helada mañana
el cielo muestra su venganza.
Cansado, me siento a observar
lentamente el tiempo pasar.
Y me digo, en calma,
¿Por qué, ah, triste alma
vagas ahora destrozada?
Oigo voces susurrar
por secretos revelar.
''Y, ¿Dónde está tu amada?''
me dice descarada
la voz mas apagada.
''Y, ¿Dónde están todos?'' gritar
a la voz que he de aguantar.
Y, si mi alma desconsolada
por tu compañía rogara...
¿Serías tú ahora quien me amara?
La voz, sin saber qué contestar
se marchó sin más hablar.
Y, la soledad aguarda,
esperando, camuflada,
cada día, tras mi espalda.
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