Esta es la historia
de una cacatúa
que vió desde su cama
a una vaca que pastaba.
Le robó el corazón
sin necesitar ganzúa.
Sonreía allí la vaca
sin saber que ahora era amada.
Así pasó la tarde,
la pobre cacatúa,
en la jaula encerrada
mientras la vaca pastaba.
Y llegó el ganadero,
la vaca era suya,
a matar la llevaba.
Desdichada ave asustada.
Conocía a donde iban,
pensó en la penumbra
y miró por la ventana,
desde su enjaulada cama.
-¡Cuán efímero eres, amor!
Ah, qué poco duras...
Que yo enamorado estaba
de la ya sacrificada.
Pero dime, sentimiento,
¿Por qué aún perduras?
Pues ya no está en la ventana
mas la veo imaginada.
Viva no fue mía,
ni lo sería nunca.
Ganadero, ¿Por qué matas
a la vaca que yo amaba?
Y sin más palabra,
aquella cacatúa,
se recostó en su cama
pues la vaca ya no pasta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario