Tengo en mi mano un viejo suspiro
que, al despertar, déjame intranquilo.
Miro al espejo,
busco el reflejo
del alma.
Encuéntrome con rostro marchito,
que toda sonrisa ya ha perdido.
Miro el reflejo
de aquel espejo
que calla.
El reino que me hubo recibido
me obliga este día a ser vencido.
Resta el recuerdo
de cuanto pierdo,
al alba...
No volveré a vagar sin destino
mientras mi dama me espere en vilo.
Me acuesto y pierdo
todo recuerdo
de calma.
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