Era oscura y fría noche
cuan la dama apareció.
Anónima, solitaria,
se acercó y me preguntó.
Bellas palabras,
duras preguntas.
No supe qué decir.
La sombra la busca.
Vino a por ella la noche,
pero nunca se rindió.
Ojos abiertos, mente en pie.
No se la llevó.
Me preguntaba yo,
¿Quién era la dama?
¿Por qué estaba allí?
¿Por qué me observaba?
Eterna oscuridad,
allí estaba la dama.
¿Qué buscaba ella?
Esperaba y esperaba...
Y aquí me hallo,
relatando su historia.
Ni la conocía,
Mas está en mi memoria.
Gran valor se tiene,
al vivir en la sombra.
En mundo dó la gente,
se esconde en falsa gloria.
Ver a los fantasmas,
maldades del mundo,
no inmutarse a su paso;
Entonar un Requiem puro.
¡Ver a la llama pasar,
mientras arde la muerte,
mientras arde la vida!
Se terminó su suerte.
Y la dama observa,
arropada en penumbra.
El mundo decae,
mientras ella pregunta.
Hablaba conmigo,
en aquel oscuro lugar
donde pasámos la noche.
Mundo se hace llamar.
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