Busco el consuelo
en un tiro certero.
Rota mi alma
cual copa de cava.
Miro hacia el cielo,
tumbado en mi cama.
Fue mi corazón
un necrófilo
exconvicto
que buscaba el amor
de muertos perdidos,
tras barrotes, en vilo.
La lágrima rasga
la seca mejilla.
Lloraba apagada
cuan del ojo marchaba.
Hija de un paria
y la brisa del alba.
Buscaba el placer
de entre ya muertos cuerpos.
Busqué conocer
de entre fríos cerebros;
pues en esta sociedad
aunque anden, son muertos.
Veo cáscaras vacías,
sin valores y sin miras.
Veo sombras que me observan
y yo intento comprenderlas.
La inocencia fue perdida,
como pago fue mi vida.
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