El bosque estaba arrasado, el magma, el fuego y las rocas ardientes reinaban...
Era el cataclismo...
Me quedé atónito ante tal imagen, y... giré la cabeza en dirección a la ciudad...
Durante un instante, por mi mente pasaron imágenes de Vedvedsica... Oh amor mío, temí tanto...
Corrí hasta la ciudad, tan deprisa como mis piernas me permitían... hasta llegar a la plaza de la catedral... y... allí... caí de rodillas... no podía creerlo... la lava engullía la catedral...
Vedvedsica... no... no podía ser cierto... comencé a llorar entonces... deseando que mi cuerpo se fundiese junto a la plaza... pero no... no era mi momento...
Una voz conocida, amiga... era Bragni Montelejano... que tiraba de mi llevándome casi a rastras, mientras me gritaba... ''¡No puedes hacer nada! ¡Vamos! ¡Corre maldito orejaspicudas! ¡No podías evitarlo! ¡Vamos!''
Supe que llevaba razón, aunque mi corazón decía lo contrario... corrí junto a él... hasta la entrada de la ciudad...
Exahusto, me arrodillé ya en el bosque, observando a todos aquellos que habían logrado escapar, escuchando lamentos, lloros y gritos...
En ese instante... quedé petrificado al ver... que Starov sostenía a Ved en sus brazos... ella estaba inconsciente, manchada... como si la hubiesen rescatado de dentro de aquella catedral...
Se acercó a mi... yo me erguí firme y miré desafiante a sus ojos, luego... a mi amada...
Ella se movía con una pequeña mueca de dolor... y yo... no pude hacer más que bajar la mirada, culpándome...
Starov dejó a Ved en mis brazos, con un simple y llano ''De nada''... con lágrimas en mis ojos le dije ''Gracias... muchas gracias... de verdad...''.
Él apartó la mirada mientras Bragni, por algún motivo, también le miraba agradecido...
Sin más, Starov llamó a su drestrero y se marchó del lugar...
Vedvedsica despertaba y me miraba... tranquilizador, susurré a su oído ''Duerme... esás a salvo... estoy contigo...'', ella asintió suavemente y cerró los ojos, acurrucándose entre mis brazos... sonriendo...
Aún exahusto, falto de fuerzas, la sostube, pues ella era mi vida, no podía dejarla...
Bragni miró hacia la ciudad, y luego, hacia mi, tan solo preguntó ''¿Y... ahora...?'', a lo que respondí secamente ''Vamos al norte...''
Aún no se bien por qué lo dije... pero, está claro que ese era mi destino...
El enano asintió, cargó su arcabuz al hombro y, nos dispusimos a partir...
Giré un momento la cabeza, y dirigí una fugaz mirada al bosque... devastación... destrucción... ¿Por qué...?
Miré hacia Ved... ''Ella es todo lo que tengo... jamás la abandonaré de nuevo...'' me dije a mi mismo...
Lentamente... comenzamos a andar... nos esperaba un largo viaje...
Entonces... desperté...
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